Casa Vieira de Castro.



    El último trabajo que tuve que hacer de proyectos trataba sobre esta casa la cual me parece muy interesante comentar debido a su compleja arquitectura e interior. 
    Esta casa es un diseño de Alvaro Siza, un arquitecto portugués nacido en Matosinhos en 1933. Sus obras se caracterizan por la concordancia con el entorno natural y cultural y conjugaba elementos del racionalismo y el organicismo. La Casa Vieira de Castro es una obra que realizó en 1994 en Vila Nova de Familaçao al norte de Portugal, un poco más arriba de Braga. Esta casa se localiza en una colina en la que domina El Valle a lo largo de todo el perfil del paisaje.


      
     Debido a la pendiente del terreno, la construcción se colocó en un aterrazamiento artificial en el extremo opuesto al acceso de la propiedad. La vivienda tiene dos plantas y se apoya sobre una ladera arbolada de pinos y robles, y se abre al sur mediante terrazas y porches desde los que se goza de vista de la ciudad. La casa conserva al mismo tiempo suficiente distancia respecto a las lindes de la parcela y fuerte ligazón con el terreno, creándose un diálogo recíproco entre casa y ciudad, de forma en que la casa es un mirador hacia la ciudad, y desde la ciudad puede verse la casa.
Por su color y volumetría la casa parece estar tallada directamente en el terreno, partiendo de un solo volumen. Aparentemente la casa es compacta, pero el sentido del recorrido interior fragmenta el paisaje a través de una experiencia diferente desde cada espacio, como si enviara hilos de enganche virtuales con los diferentes lugares exteriores que le interesan al arquitecto.

La planta baja de la vivienda se caracteriza por la complejidad formal creada por el dialogo entre las paredes, los huecos horizontales y las diversas entradas de luz natural. La piscina opera como prolongación del edificio y sirve para articular el sendero que transcurre entre la falda rocosa de la colina y el acceso a la fachada norte. La casa dispone de dos entradas, una de ellas es por la parte trasera a espaldas a las vistas, de modo que las vistas tengan un mayor impacto y se consigue que esta parte trasera deje de ser un espacio residual. En la planta baja, la forma masiva de una chimenea, muy bien alineado con mármol blanco y un elemento arquitectónico en sí mismo, crea una separación entre el vestíbulo de doble altura y comedor. Y entre sala y sala de estar.
El salón se extiende hacia el este de la chimenea hacia la piscina. Es sistema de iluminación a lo largo de su considerable longitud orientada hacia el sur por una estrecha franja de ventanas correderas. En el extremo oriental, grandes paneles de vidrio, fijada en un ligero ángulo a la piscina, le permiten ver a lo largo de la terraza.
Pero la manera en que han sido luz y sombra tratado como un componente casi tangible de la arquitectura se transforma austeridad simple, dando borde y la superficie a la forma, e impregnando la casa con un sentido de la iluminación espiritual.
Álvaro Siza seguía mucho la arquitectura moderna, por sus grandes obras como las presenta, como esa unión con la naturaleza era algo muy importante para él, que concordara con su entorno y no perdiera esa esencia del lugar.


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