LA CASA DE MART VAN SCHIJNDEL.
La casa del arquitecto Mart van Schijndel (1943-1999), en Utrecht, fue declarada monumento el mismo año de su muerte, tan solo tres después de que hubiera terminado de diseñar su cocina y algunos de los muebles a medida. Hoy en día, sigue siendo el edificio más joven de Holanda que ostenta este reconocimiento institucional.
A escasos 200 metros de la Catedral de San Martí, se empezó a construir en 1992, sobre un viejo almacén de cristales de los años ochenta, la que sería la casa particular del arquitecto Van Schijndel, heredero de las corrientes del Movimiento Moderno de su maestro Gerrit Thomas Rietveld (1888-1964). Tres fachadas, dos internas y una exterior, conforman esta construcción que recoge las dos obsesiones formales del holandés: el triángulo y la luz.

“La luz fue de crucial importancia en el diseño de la casa, pues el solar era muy complicado al estar cerrado por los vecinos en todos sus lados, la casa no tiene vistas al exterior, había que conseguir que entrara luz natural a través de los dos jardines de un patio amurallado”, cuenta Natascha Drabbe, viuda del arquitecto que aún da uso a su residencia en Utrecht.

Para solucionar el encierro del terreno trapezoide al construir, sin fachada al exterior, Van Schijndel creó una base triangular en el que dos de sus lados estaban abiertos como zonas verdes privadas y la tercera era la vivienda del vecino. “Al contrario de otras casas, aquí la perspectiva disminuye al entrar”, añade la viuda. Este triángulo interior sobre el que la casa gira es hoy un salón acristalado con paneles de cristal de 2-3 metros de altura a ambos lados y un cierre de ventanas similar al que incluyó Rietveld para la casa Schröder en 1924 también realizada en Utrecht –con encaje de ángulos de 90 grados–. “Mart dijo en una ocasión que él esculpió la luz en esta casa; siempre está cambiante y entretiene proyectando sombras, creando reflejos, suavizando el entorno o haciendo contrastes”,añade Drabbe sobre lo que se proyecta tras estos dos jardines acristalados.


La casa Van Schijndel forma parte del club internacional de Iconic Housesel cual recoge muchos de los recursos estéticos del legado del arquitecto. Desde las juntas de silicona en las puertas de cristal, al uso del aluminio en saneamientos y estanterías. Así, el baño funciona como un puzle con lavabos triangulares en el que todo encaja entre paneles de cristal y piezas realizadas a medida, como el solárium con zona de almacenaje. Incluso cada pomo de puerta tiene su hendidura sobre la pared que golpea.
Granito sin pulir en el suelo, un único dormitorio en la segunda planta y escaso mobiliario, cuyos prototipos son del propio Schijndel, desde su triangular lámpara de pie Slack I (1970) a sus sillas de aluminio Fulfil (1996). “En los muebles, Mart siempre prefirió trabajar con el triángulo porque tiene una parte delantera o trasera que hace que la pieza siempre se coloque en la posición correcta en relación con el entorno; con formas rectangulares a menudo tiendes a colocarlas de manera paralela a la pared; el círculo también tiene esta ventaja”, cuenta su mujer.


El piano que usaba el propio arquitecto ocupa un lugar central, junto con dos butacas Utrechtde Rietveld y unas serigrafías de Le Corbusier. La austeridad holandesa se corona sobre unos muros que, aunque parecen blancos, tienen hasta seis tonalidades diferentes, del azul al verde. Colores casi imperceptibles para el ojo humano pero que, a la luz, los modifica hasta convertir a la casa en un lugar diferente según la estación del año.
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